Por Alexis X. Rodríguez

El más reciente informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) titulado “Océanos y Cromósfera”, publicado el pasado mes de septiembre, es contundente en lo que a efectos negativos de este fenómeno se refiere.

Se trata, dice IPCC, de un eje transversal que produce otros riesgos por el incremento del nivel del mar, la apertura de nuevas rutas y la transformación socioeconómica hacia caminos de medidas de mercados. El reporte refleja la afectación de los océanos y ha establecido como vulnerables y sensibles las rutas tradicionales de comercio.

La vulnerabilidad del transporte marítimo se basa en que el descongelamiento de los polos, científicamente comprobado en el estudio, está incrementando la viabilidad de cuatro nuevas rutas marítimas. Esto, debido al rápido calentamiento global que podría superar los 1.5 grado Celsius, incluso, llegar a los 2.0 grados Celsius.

En ese sentido, el transporte marítimo internacional genera el 2.2 % de las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI), según reporte de la Organización Marítima Internacional. El cambio climático se convierte entonces en una discusión obligada.

La Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés), públicó su informe “Review of Maritime Transport 2019”, que resalta la importancia de tomar en cuenta el cambio climático en la elaboración de estrategias de sostenibilidad, además de las disrupciones que genera al transporte marítimo por sus implicaciones en el comercio bajo las nuevas reglas del Acuerdo de Paris y el Convenio MARPOL 73/78.

La industria se prepara

El informe de la UNCTAD define una visión para reducir los GEI por parte del transporte marítimo y reafirma el compromiso de los estados miembros de la OMI, incluyendo niveles de ambición y reducción global.

La estrategia concibe por primera vez una reducción en el total de las emisiones de GEI de al menos el 50 % en 2050 (comparado con los niveles de 2008), al tiempo que se persigue eliminarlas por completo mediante el proceso de descarbonización.

A continuación, algunas medidas en detalle:

  1. La intensidad del carbono de los buques disminuirá mediante la implantación de fases adicionales del índice de eficiencia energética de proyecto (EEDI) para los buques nuevos.
  2. Reducir las emisiones de CO2 por trabajo (intensidad) de transporte, como promedio para todo el transporte marítimo internacional, en al menos un 40 % de aquí a 2030 comparado con los niveles de 2008.
  3. Reducir el total de las emisiones de GEI anuales en al menos un 50 % de aquí a 2050, comparado con los niveles de 2008.

En el año 2013, entraron en vigor las normas obligatorias de eficiencia energética para los buques de nueva construcción, y las medidas operacionales de carácter obligatorio para reducir las emisiones de los buques existentes.

Con estas nuevas regulaciones la OMI busca aportar, al año 2025, que todos los buques nuevos sean entre 30 % y 40 % más eficientes energéticamente que los construidos con anterioridad.

El Canal de Panamá participa activamente en las discusiones internacionales sobre el tema marítimo. Su aporte, que puede registrarse desde 1914, tiene relación directa con la reducción de tiempo y distancias.

En estos tiempos, con la vía ampliada, el beneficio es todavía mayor porque se transporta más carga con un número menor de buques, disminuyendo las emisiones contaminantes. Con esta premisa por delante, el Canal sigue trabajando en ofrecer un servicio eficiente, competitivo y seguro, sin dejar de lado la protección ambiental.