Por: Dr. Ricaurte Vásquez Morales, Administrador del Canal de Panamá

Recientemente regresé del Congreso Mundial de Energía en Rotterdam, donde funcionarios gubernamentales y líderes de la industria se reunieron para abordar los retos y oportunidades del panorama energético actual en medio de una creciente volatilidad.

En un mundo marcado por las tensiones geopolíticas, la incertidumbre económica y la variabilidad climática, destaca la importancia del Canal de Panamá para garantizar el tránsito fiable de mercancías a través de sus aguas, de las cuales el 40 % corresponde a materias primas energéticas cruciales para los mercados mundiales.

El año pasado fuimos testigos de primera mano de cómo estos riesgos pueden perturbar el comercio mundial, y el Canal se vio especialmente afectado por el fenómeno de El Niño.

En vista de que este patrón climático amenazaba con perturbar el tráfico marítimo al causar bajos niveles en los lagos que alimentan el Canal debido a precipitaciones por debajo de la media, era imperativo tomar medidas proactivas.

En respuesta a la sequía, el Canal puso en práctica diversas medidas de ahorro de agua, desde el llenado cruzado de esclusas hasta la reducción del número total de tránsitos, para mitigar los riesgos potenciales y garantizar el flujo ininterrumpido de mercancías. Estas acciones no sólo protegieron las operaciones del Canal, sino que también garantizaron un suministro adecuado de agua potable para más de la mitad de los 4,5 millones de habitantes de Panamá.

Además, el uso diligente del sistema de reservas para todos los buques, que antes sólo se reservaba con antelación a alrededor del 70% de los tránsitos, fue necesario debido a los problemas planteados por la sequía. Con ello, mejoramos notablemente la confiabilidad del Canal.

El sistema garantizó el tránsito puntual de todos los buques reservados con antelación y redujo considerablemente los tiempos de espera.  De hecho, en el primer trimestre de este año se registró una reducción de 10 horas en los tiempos de espera en comparación con el año anterior, lo que se traduce no sólo en una mejora de la eficiencia, sino también en beneficios medioambientales tangibles derivados de la reducción del tiempo de inactividad de los buques y de las consiguientes emisiones de carbono.

En nuestro afán por conseguir mejoras operativas duraderas, nuestro objetivo es hacer que este sistema de reservas sea más permanente, incluso cuando los volúmenes de tránsito empiecen a normalizarse, para aumentar todavía más la fiabilidad del Canal.

Más recientemente, también anunciamos una actualización de las normas relativas al adelanto de las fechas de tránsito de los buques para mejorar la eficiencia operativa y adaptarnos a las necesidades dinámicas del tráfico marítimo mundial. Bajo las nuevas regulaciones, cualquier buque que haya hecho una reserva puede ser elegible para transitar hasta dos días o más antes de la fecha originalmente reservada.

Si miramos más allá de nuestra situación inmediata, aunque las recientes previsiones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) apuntan a un repunte gradual de la actividad comercial mundial, con un crecimiento previsto del 2,6% este año, un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) nos recuerda que persistirán los retos mundiales. El informe subraya la necesidad de una colaboración comercial internacional para hacer frente a estos riesgos, que «no sólo obstaculizan las economías, sino que también ponen en peligro las soluciones multilaterales concertadas».

Mientras celebramos la resistencia y confiabilidad del Canal durante esta última sequía, debemos tener en cuenta estos factores. En lo que respecta específicamente al Canal, debemos reconocer la necesidad de inversión e innovación continuas para garantizar su viabilidad permanente frente a las amenazas cambiantes y los cambios en los flujos comerciales.

La variabilidad climática, en particular, plantea un riesgo a largo plazo para las operaciones del Canal, con fenómenos meteorológicos extremos como El Niño, que presentan desafíos potenciales en los próximos años. Además, a medida que crece la población de Panamá y se expande el comercio marítimo, se espera que aumente la demanda de agua.

Para hacer frente a estas preocupaciones será esencial encontrar una solución a largo plazo que salvaguarde el futuro del Canal y satisfaga las necesidades cambiantes de todos nuestros clientes. Una solución prometedora que estamos explorando es la construcción de un nuevo embalse, que proporcionaría capacidad para 11 tránsitos adicionales.

Esta inversión estratégica promete seguridad a largo plazo para el Canal y fiabilidad para sus clientes, aunque su construcción exigiría primero el apoyo del gobierno y de las comunidades que viven en la zona de la cuenca del Canal de Panamá.

Aunque no existe una respuesta sencilla ni un proyecto único que pueda resolver de inmediato el problema del agua, nos mantenemos firmes en nuestra búsqueda de soluciones innovadoras. La confianza, la seguridad y la resiliencia formarán parte integral de cada paso que demos hacia un futuro energético más sostenible, comprometidos con la confiabilidad del servicio que ofrecemos.

Dr. Ricaurte Vásquez Morales, Administrador del Canal de Panamá