Por: Dr. Ricaurte Vásquez Morales

En el mundo de hoy, la sostenibilidad de los negocios depende de la eficiencia de las estrategias, de la capacidad para planificar a mediano y a largo plazo y, en consecuencia, de hallar la forma más viable para mantenerse vigente. Se trata de un precepto universal del que no escapa el Canal de Panamá.

Y precisamente a eso está llamada la vía interoceánica. Por ley y por convicción el Canal opera y es administrado de forma segura, continua, eficiente y rentable. De allí, la necesidad de evolucionar, como se hizo con la decisión de ampliarlo mediante un tercer juego de esclusas, y de adaptarse, tal cual lo demandan los tiempos actuales.

En el plano global, científicos de 153 países, 11 mil al menos, publicaron recientemente una carta abierta en la que advierten que “se debe introducir cambios dramáticos en la sociedad para evitar un sufrimiento incalculable debido al cambio climático”.

Dejan claro que “la crisis climática se está acelerando más rápido de lo que preveía la gran mayoría de los científicos”. Las acciones concretas en las que consideran que deben enfocarse las naciones son energía, contaminantes, naturaleza, alimentos, economía y población.

No escapamos de esta realidad. Los registros confirman que desde hace dos décadas llueve menos en el territorio nacional, incluida la Cuenca Hidrográfica del Canal, que abastece de agua a la mitad de la población del país. El déficit hídrico no tiene precedentes, por lo tanto, los tiempos exigen acciones sin precedentes de cada uno de nosotros.

La sequía y el cambio climático son tan reales como la necesidad de enfocarnos en soluciones que conduzcan a asegurar las fuentes de agua para el desarrollo del país a largo plazo, porque todo indica que el cambio climático es y será la norma, no un fenómeno excepcional. El Canal de Panamá ha comenzado a hacer su parte con una serie de estudios para encontrar alternativas a las necesidades de agua para todos los panameños.

Las múltiples opciones que se evalúan van desde agregar sistemas de almacenaje de agua y embalses adicionales dentro del área operativa del Canal, hasta desalinizar. En el caso de los primeros estudios, el porcentaje de avance y las actividades relacionadas con su desarrollo se explican en esta edición de El Faro.

Así como hace 20 años nos preparamos y juntos superamos el reto de administrar la vía interoceánica, hoy nuevamente requerimos el concurso del país para atender juntos un fenómeno que rebasa todo pronóstico y que nos obliga a reflexionar sobre lo que se avecina.